sábado, 26 de junio de 2010

Inauguración de la historia humana


3. Inauguración de la historia humana

La segunda parte del texto sobre la creación (Gn. 2:4‑25),6 que describe detalladamente el origen y los albores de la historia de la humanidad, también aparece íntimamente relacionada con el séptimo día, puesto que se inicia en el contexto de esta institución. El relato, de hecho, comienza inmediatamente después de la celebración del primer sábado (Gn. 2:2‑3) con la palabras: "Estos son los orígenes ("toledoth") de los cielos y de la tierra" (Gn. 2:4a). "Toledoth" puede traducirse tanto por "generación" u "origen" como por "informe," "relato" o "historia." Esta última opción es adoptada por la versión "Dios Habla Hoy," en donde se lee: "Esta es la historia de la creación del cielo y de la tierra."

¿Por qué el relato del principio de la vida humana toma como punto de partida la institución del sábado? Eminentes especialistas reconocen en este texto la intención del autor de vincular la historia de la salvación directamente con la institución del séptimo día.7 En el libro del Génesis la historia del pueblo de Dios aparece jalonada diez veces por la expresión "toledoth" ("generación," "historia" u "origen") y el primer hito se encuentra situado en relación con el séptimo día.8 ¿Por qué? Indudablemente porque ese día celebra la inauguración de la historia de la humanidad. Una segunda razón se puede inducir del hecho de que la semana de la creación, con su culminación en el día séptimo, provee la unidad de tiempo adecuada para medir el desarrollo de la historia expresada en su secuencia cronológica. Más adelante veremos que el sábado regula la historia no sólo cuantitativamente, sino también cualitativamente, centrando la atención en la acción redentora de Dios manifestada en y a través de su pueblo. Este breve análisis muestra que, según el testimonio bíblico, el origen del séptimo día como sábado está enraizado en el hecho de la creación. Su función consiste en conmemorar la culminación de la creación e inaugurar la historia humana, o dicho en otras palabras, celebrar el origen del hombre.

domingo, 20 de junio de 2010

Celebración de los orígenes de la humanidad



No es nuestro interés inmediato sumergirnos en las profundas implicaciones teológicas de lo que Dios dijo e hizo en relación con el sábado, sino evaluar el significado del séptimo día en el contexto cronológico del relato en cuestión. Es significativo que el pasaje acerca del séptimo día esté situado en el punto divisorio entre el final de la primera narración de la creación (Gn. 1:1‑2:3) y el principio de la segunda, especialmente centrada en el hombre y su primer hogar (Gn. 2:4‑25). Esta ubicación del séptimo día como línea divisoria le confiere la función particularmente importante de celebrar e inaugurar la historia humana.

En el primer relato de la creación, el séptimo día es presentado en estrecha vinculación con el origen de la pareja humana, precediendo inmediatamente a la formación y bendición de ésta como culminación última de la creación (Gn. 1:26‑31). De hecho, el origen del hombre y del sábado no solo aparecen en íntima secuencia, sino que además son tratados con mayor extensión que cualquier otro acontecimiento de la creación. Esto muestra a la vez la importancia y la interdependencia de ambos asuntos.3 El primer día completo en la vida de Adán fue el séptimo, día que empleó‑‑como legítimamente podemos suponer‑‑no trabajando sino celebrando junto con su Divino Autor la inauguración de la creación completa y perfecta. Esta suposición se basa en la declaración bíblica de que el hombre fue creado para vivir según la "imagen" y el ejemplo de su Creador (Gn. 1:26). Así pues, en el cuarto mandamiento, el precepto de trabajar y descansar está argumentado en la responsabilidad que el hombre tiene de seguir el plan establecido por Dios en la semana de la creación (Ex. 20:8‑11). Además, el Señor mismo declaró enfáticamente que "el sábado fue hecho para el hombre" (Mr. 2:27). La palabra hebrea usada para hombre es "Adam", término que designa tanto a una persona específica‑‑Adán‑‑como al conjunto de la humanidad (cf. Gn. 5:2). En el primer relato de la creación, el séptimo día marca la celebración del origen de este mundo en general y del hombre en particular. Por eso Filón, el gran filósofo judío, se complace en llamar al sábado "el aniversario del mundo",4 y Ralph Waldo Emerson lo llama "el jubileo del mundo."5 Por la misma razón hemos designado el sábado en éste capítulo con el titulo de "mensaje de nuestro origen."

jueves, 17 de junio de 2010

La homosexualidad al desnudo

El destacado psiquiatra  Doctor Jóse Rafael Dunker  Lambert presentó hoy su libro número 15  bajo el título  “la homosexualidad al desnudo”, en un acto celebrado en los salones de Cuesta Centro Nacional del Libro, ante la presencia de un concurrido público.
Dunker quien además es terapeuta familiar, salubrista y educador al hablar de su libro destacó “me he propuesto hacer un abordaje médico y psicológico, y toda la argumentación se basa en esas disciplinas. Lo que necesitamos saber es: si la preferencia homosexual tiene inconvenientes, si limita la calidad de vida o si sólo se trata de una opción natural diferente a la preferencia de la mayoría”.
La reseña sobre el Dr. Dunker fue presentada por el Doctor en psiquiatría  Pablo Pascual, quien destacó la labor profesional que este ha desarrollado en 40 anos.
La mesa estuvo compuesta por el Doctor Alejandro Uribe, presidente de la Asociación de Psiquiatría;  Salustiano Mojica, Rector de la Universidad Evangélica, la Sra. Fiordaliza de Jesús, esposa del Doctor Dunker.
Entre los temas a destacar en el libro de 168 páginas se encuentran: Lo que hacen los homosexuales; desproporción de enfermedades; esperanza de vida;  ¿Herencia o Medio Ambiente?;   Ruta Crítica de la Homosexualidad; para salir de la homosexualidad; entre otros.
Desde que se inició la promoción del libro ha generado inquietud en la población de diferentes círculos sociales por conocer que contenido destaca el material escrito después de un proceso de investigación.
    

domingo, 13 de junio de 2010

. Descansando como si toda nuestra obra hubiese sido hecha

Un buen modo de empezar a celebrar la plenitud y perfección de la creación divina es descansando el sábado como si toda nuestra obra hubiese sido hecha. Esta sugerencia puede parecer poco realista siendo que tan a menudo llegamos al final de la semana con la frustración de habernos quedado trabajo pendiente. ¿No nos pasa muchas veces que a pesar de los esfuerzos, los seis días no han bastado para hacer lo que queríamos? ¿Cómo pues podemos celebrar el gozo del sábado descansando como si no tuvié­semos nada más que hacer? La respuesta nos la da precisamente el objetivo del sábado, que consiste en darle un sentido de "plenitud" a nuestra vida incompleta. Un comentario rabínico sobre Exodo 20:9 ("Seis días trabajarás y harás toda tu obra"), alude concretamente a esta función del sábado: "¿Puede algún hombre hacer toda su obra en seis días? Nuestro trabajo ¿no queda siempre incompleto? Lo que esta frase quiere decirnos es: Descansa en el sábado como si toda tu obra estuviese terminada. En otras palabras: Deja incluso de pensar en el trabajo."17
                                                          
Es cierto que a menudo el sábado parece llegar antes de lo previsto, haciéndonos sentir chasqueados por no haber terminado nuestras tareas. ¿No es ése un poderoso modo de recordarnos nuestras limitaciones e incapacidades humanas? Sin embargo, el sábado, al liberarnos de nuestras ocupaciones cotidianas, da sen­tido de plenitud a los seis días de trabajo y a la vida misma. Unas semanas el resultado de nuestro trabajo parece mayor que otras; pero cada sábado, hayamos logrado hacer mucho o poco, Dios nos invita a celebrar las realizaciones que su creación y reden­ción han conseguido en nuestro favor, haciéndonos entrar en su descanso. Dios nos invita a interrumpir nuestra rutina diaria y descansar como si todo nuestro trabajo hubiese terminado, para que podamos entrar en el gozo de la plenitud de su creación y redención (Gn. 2:2; Jn. 19:30). El cuarto mandamiento nos re­cuerda que si Dios nos puso por modelo su labor creadora en seis días y su reposo en el séptimo es porque los seres humanos necesitamos participar de la misma experiencia (Ex. 20:8‑11).

Es imposible que en el sábado alabemos a Dios por sus maravi­llosas obras si nos sentimos personalmente frustrados y abrumados por nuestro trabajo pendiente. Por eso, por medio del sábado Dios nos insta a mirar nuestras tareas a la luz de sus realizaciones, diciéndonos: "hayas obtenido mucho o poco con tus arduos esfuer­zos, descansa en el sábado como si hubieses completado toda tu obra, porque mi gracia te basta." El sentido de plenitud que la celebración del sábado aporta a nuestra vida da dirección y sentido a aquello que de otro modo sería absurdo y sin sentido en nuestra desorientada existencia. Los seres humanos no podemos seguir nuestra vida como una carrera inacabable sin paradas de ninguna clase. Así como el estudiante necesita exámenes y pausas e intervalos regulares para auto‑evaluarse, también el cristiano necesita semanalmente que el sábado venga a traerle alegría, dirección y significado para su renovada existencia.

viernes, 4 de junio de 2010

Dios y el sábado

Dios obró seis días en la creación de este mundo. Solamente descansó cuando su obra fue perfecta y completa (Gén 2:1,3). Adán y Eva, por otro lado, no comenzaron obrando; dedicaron por entero su primer día de vida a reposar en el sábado de Dios. Solamente después que hubieron "entrado" en el reposo de Dios continuaron con los seis días de labor. El ser humano comenzó por recibir primeramente toda la obra de Dios como un don absolutamente gratuito. Solamente entonces pudo la humanidad disfrutar de la creación, en los restantes seis días de la semana.
Lo mismo que la creación, la salvación comienza, no haciendo algo, sino reposando en la obra perfecta y acabada de Jesús, realizada en su vida y en su muerte. Lo mismo que Adán y Eva dedicaron su primer día al reposo sabático, antes de emprender su actividad común, nosotros podemos disfrutar las bendiciones de la salvación solamente reposando primeramente en la perfecta justicia que Jesús ha provisto. Esa perspectiva muestra que el reposo del sábado viene a representar el fundamento mismo de la verdad gloriosa de la justicia por la fe.
Cuando Dios puso aparte (santificó) el sábado, entró en una relación de pacto eterno con la raza humana, una relación en la que el ser humano habría de depender siempre de Él. Así, cuando Adán y Eva pecaron, escogiendo depender de ellos mismos más bien que de Dios, rompieron ese pacto dado por Dios. Como resultado perdieron el verdadero descanso que el sábado simbolizaba. "Con el sudor de tu rostro comerás el pan" (Gén. 3:19). Pero Jesús vino a este mundo con el expreso propósito de restaurar ese reposo que la raza humana había perdido al caer en el pecado (Mat. 11:28). Haciendo tal cosa, restauró el significado del sábado. A fin de recibir las buenas nuevas de la salvación, hemos de retornar a ese principio fundamental del reposo sabático que fue dado a nuestros primeros padres.